A luz de las escrituras, encontramos evidentemente que adoración es reverenciar a Dios. En el Antiguo Testamento, la palabra “adoración” es “Shacha.” Esta palabra indica “postrarse,” “arrodillarse,” “inclinarse.” De acuerdo al nuevo diccionario bíblico, adoración es el acto mediante el cual se expresa reverencia, respeto, honor, amor y obediencia a Dios. Con esto deducimos que adoración no solamente es cantar o tocar un instrumento.
Ejemplos de Adoración en el Antiguo Testamento
En Éxodo 34:8, vemos un acto de reverencia (adoración) a Dios de parte de Moisés: “Entonces Moisés se Apresuró a bajar la cabeza hacia el suelo, y se Postró.” Aquí no vemos que Moisés toco un instrumento ni canto para adorar. Simplemente bajo la cabeza y se postro. También tenemos el ejemplo de Job quien se postro en tierra y adoro (Job 1:20). Quizás canto, quizás se quedo postrado, o quizás hablo con el Señor. Lo importante aquí es entender adoración: “reverencia.” Salmos 95:6 demuestra “shacha”cuando dice
“¡Venid, adoremos y postrémonos! Arrodillémonos delante de Jehová, nuestro Hacedor.” Vemos que el postrarse, y arrodillarse al Señor son formas de adoración. No hay necesidad de cantar para adorar. Esto es glorioso porque quita toda excusa para aquellos que dicen que no participan en la adoración porque no saben cantar.
Ejemplos de Adoración en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, adoración es “proskusneo” que es reverenciar a una persona. En el caso de nosotros los cristianos, reverenciamos a Dios. Esta definición es igual a la del Antiguo Testamento con la única diferencia que “proskusneo” no da específica indicaciones de postrarse como forma de adorar. Simplemente significa reverenciar. Al decir reverenciar, vemos que lo que Dios busca es respeto. Dios nos hace libre de expresar este respeto que el se merece. Cuando dejamos que el sea el centro de nuestra vida, y le damos honor, estamos reverenciando a Dios; adorando a Dios. Reverencia es un acto que demuestra respeto y honor. Absoluta atención a Dios quien se merece toda Gloria. Nuestro Señor dijo en Juan 4:23 que la hora había llegado donde los verdaderos adoradores adorarían al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre buscaba tales adoradores.